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Opiniones

Los Caprichos del destino

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Por Elias Barreras Corporán.-

Hace unos días, repasando mi memoria a propósito de un nuevo aniversario del fallecimiento del amigo, hermano, compañero y mentor Rafael Corporán de los Santos, comencé a pasar revista al tiempo y llegué a la conclusión de lo dificil que es la vida cuando se nos van seres que nos han marcado de forma única pero positivamente.

En ese trayecto del tiempo, me encuentro, repasando la historia y recordando a 3 visionarios auténticos del país, visionarios que dieron lustre a nuestra nación y que marcaron un antes y un después, hombres de diferentes formaciones pero con convicciones similares, 3 hermanos que nos dieron lo mejor de ellos y que con su ejemplo y comportamiento transformaron a todos los que nos tocó la suerte de conocerle y tratarle.

Para hablar de ellos, basta decir que los dominicanos tenemos una deuda de gratitud con Don Alejandro Grullón, soporte de virtud y de altruismo que nos distinguió a los dominicanos por su ejemplo de trabajo y entrega familiar, brindandonos tiempo y espacio para el crecimiento del país desde el Banco Popular Dominicano, Don Alejandro fué pionero de la banca privada, pero se queda con el legado de un visionario y ejemplar empresario que contribuyó al desarrollo de la nación desde distintas esferas.

El fundador y primer presidente del Banco Popular Dominicano y del Grupo Popular murió de un paro cardio-respiratorio, tras presentar problemas de salud.

A este paladín se le adelantaron sus dos hermanos negros, José Francisco Peña Gomez, que murió el 10 de mayo de 1998 y Rafael Corporán de los Santos que partió el 5 de marzo de 2012.

Estos tres hombres llenaron de luces a nuestra nación, fueron dignos representantes cada uno en sus áreas pero unidos por la lealtad a la amistad y al compromiso con su lar nativo.

Nadie puede regatear los aportes de Don Alejandro Grullón en el mundo empresarial, pero tampoco se puede opacar la figura emblemática del doctor José Francisco Peña Gómez, el dantón de Mao, que desde la pobreza extrema, surcó los escenarios políticos más imponentes de nuestra América y el mundo, para dejar sentir en su voz y en sus conocimientos, los problemas sociales que afectaron y afectan a nuestros pueblo hoy en día.

Fue José Francisco Peña Gómez, una luz que alumbró desde la provincia Valverde hasta escenarios inimaginables desde la Internacional Socialista de la que fue un líder ejemplar y admirado por grandes lumbreras universales. Murió de un edema pulmonar el 10 de mayo de 1998 en Cambita Garabitos, San Cristóbal

Otro hombre que marcó con hilos de oro su paso por la vida, lo fué el siempre admirado y querido Rafael Corporán de los Santos, quien con su humildad, decisión, arrojo y entrega, se convirtió no solo en un empresario de éxitos, sino en un verdadero ícono que con dignidad y decoro, elevó su nombre a los escenarios más imponentes en el mundo del espectáculo, tanto radial como televisivo dando ejemplo de superación en cada entrega que exhibía desde los medios que dirigió comenzando por el Circuito Corporán y terminando con el irrepetible proyecto plataforma de soporte de los humilde «Sábado de Corporán y Sábado Chiquito», auténticos toques de queda de la televisión sabatina dominicana. Rodeado de pobreza, tuvo que dedicarse a diversas ocupaciones desde temprana edad, como limpiabotas, canillita, billetero (vendedor de billetes de lotería) y lavador de vehículos de motor, entre otros. Siguiendo con su proeza de vida, entra a trabajar en diferentes empresas dominicanas, entre ellas La Manicera (MercaSID) y Brugal & Co.

Debido a un paro cardíaco que terminó en un paro respiratorio, murió en Santo Domingo el 5 de marzo de 2012 sorpresivamente después de haber recibido un homenaje dos días antes.

Hoy, sólo me resta decir, que caprichoso es el destino, nos quita a hombres valiosos y nos deja flotar en el recuerdo de los mejores momentos que con ellos se vivieron, y yo fuí un afortunado al estar muy cerca de estos ejemplares que son irrepetible, por los siglos de los siglos. Paz a su memoria.

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