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A rajatabla: El futuro de la democracia (y 3)

                               

Por Orión Mejía.-

No sería posible  consolidar una auténtica democracia política sin que el Estado aprovisione recursos suficientes a través de una fiscalidad responsable para proveer a la población de educación, salud, sistema sanitario, seguridad ciudadana, justicia, transporte, cultura, deporte  e infraestructura vial.

América Latina ha padecido por muchas décadas de espacios democráticos ficticios, enfermos de privilegios y discriminación, amparados en alta presión tributaria, que contrasta con baja distribución del ingreso público, lo que es causa de desempleo, salarios deprimentes, marginalidad y exclusión.

En la columna anterior ofrecí datos actualizados sobre estancamiento en el índice de pobreza moderada y crecimiento de la pobreza extrema en América Latina, en contraste con el alto crecimiento del PIB regional acumulado desde comienzo de siglo.

No hay que ser erudito para entender que  la democracia, como se conoce en Europa, no sobreviviría en América Latina con alto grado de exclusión social y bajos niveles de desarrollo humano, un cuadro socioeconómico que siempre desemboca en desestabilización política, represión ciudadana y recaída de los indicadores económicos.

No sería exagerado afirmar que el modelo de democracia política sustentado en el esquema económico neoliberal sucumbe en el continente con efecto de dominó,  tan rápidamente que  la crisis se expande por toda la región, incluidas las principales economías como Brasil, Colombia, Chile, Venezuela y Argentina.

América Latina, incluido el Caribe, compite con África como el continente más desigual del planeta, donde la riqueza económica generada es usufructuada por  clases y castas sociales que representan apenas el 10% de la población, en tanto que más de 23 millones de seres humanos malviven en la pobreza extrema.

Nunca debería hablarse de democracia, sin colocar en primer plano el propósito de una justa redistribución del ingreso, que debe ser expresión genuina del crecimiento del PIB, a través de una fiscalidad integral en la que el peso de tributación recae sobre  quienes obtengan mayor rentabilidad.

Desde 1990, con excepción  del 2002, la economía dominicana ha mantenido un crecimiento promedio del 5% del PIB, sin ingresar  en recesión, ni aun en 2008, cuando se produjo la crisis de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos,  año  en el cual creció 3%. El desarrollo social no ha marchado a la par con ese esa acumulación del PIB, que en 2004 era de US$19,000 millones,  hoy  supera los US$110 mil millones.

A pesar de  ese nivel sostenido de crecimiento del PIB y de que la economía dominicana es de las más resilientes del continente, apenas el 10% de los hogares dispone de sistema sanitario, todavía se habla de programa de “letrinización”.

Es menester advertir que el tipo de democracia  actual no podría sobrevivir si se  sostiene en un modelo económico inhumano, que promueve explotación, exclusión, discriminación y privilegios  al que,  con sobrada razón, el Papa Juan Pablo II  tildó de “capitalismo salvaje”.

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A rajatabla: El futuro de la Democracia (2)

Por Orión Mejía.-

La historia de dictadura, represión e intolerancia signó a América Latina desde
antes de los 60s y después de los 80s, por lo que los aires de democracia se
respiran hoy datan de apenas algunas décadas con el creciente peligro de ese
sistema político retrocede en vez de avanzar.
Son las condiciones materiales de existencia las que sustentan el entorno de la
supra estructura jurídico-política de una nación y, por tanto, las relaciones
entre clases sociales y de la sociedad con el Estado, o dicho de otra manera, la
democracia camina de manos con el progreso y este con la justicia y la
equidad.
El neo-liberalismo, como modelo económico y político, ha sido compatible con
regímenes represivos, como fue con la dictadura de Pinochet, en Chile, pero
pelea con otros que no aplican sus patrones, como el de Hugo Banzer, de
Bolivia o Nicolás Maduro, en Venezuela.
La tasa de pobreza extrema en América Latina se situó en 13.8, un retroceso de
27 años, en tanto la moderada ascendió a 32.3%, una disminución de solo un
punto porcentual después de la pandemia, lo que en termino real significa
retroceso.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) informó que al primer
trimestre de 2022, la tasa de desocupación alcanzo un 7.9%, pero la mayor
masa laboral en la región corresponde al trabajo informal, además de advertir
sobre un aumento de la desocupación, la informalidad y de trabajadores
pobres.
La CEPAL estima que la economía regional creció un 3% en 2022 y que crecería
este año apenas 1,3%, una tercera parte de lo esperado, en tanto que la
deuda externa creció un 5.6%, a 9.0 billones de dólares, pero como porcentaje
del PIB disminuyó un 3.0%.
Se matiza un aumento de la pobreza extrema, estancamiento de la moderada,
incremento del desempleo y de deuda publica en términos absoluto, lo que se

traduce en más inequidad social y económica. ¿Creen ustedes que la
democracia política puede consolidarse en ese escenario tan desolador?
La democracia dominicana no ha parado de avanzar, aun con tropezones,
como tampoco ha cesado el crecimiento de la economía, aunque no así la
distribución del ingreso, pero se asume como logros la recuperación y
estabilidad macroeconómica.
Gobierno, clase política y sector empresarial deberían adjurar al insularismo y
entender que lo que ocurra o deje de ocurrir en América Latina impactará aquí
tarde o temprano especialmente sobre el espacio democrático, que no podría
sobrevivir en el tiempo sin los pilares de la justicia social y la equidad
económica.

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A rajatabla: El sistema penal

Por Orión Mejía.-

La acepción justicia corresponde a un principio general de derechos, deberes y obligaciones sostenido en el respeto a la verdad y a la igualdad ante la ley, sin que obre ninguna  forma de privilegio o discriminación, como puede ser la pena anticipada o la denegación a ser presentado  ante un juez.

El sistema de justicia gira alrededor de la figura del juez, único e indivisible, auxiliado por  el Ministerio Publico, Policía en rol judicial,  abogados y  todas las personas físicas y jurídicas que sean requeridas para esos fines.

La indignación ciudadana ante la convivencia de poderes públicos con la prevaricación o cohecho, sacude a América Latina como huracán de categoría mayor, ante el cual el sistema de justicia debe mantenerse incólume.

Lo revelado por el presidente de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), Henry Molina, de que más de 16 mil personas se encuentran privadas de libertad sin haber tenido un juicio ni dictado condena, constituye ominosa señal de que  República Dominicana aún carece de un servicio judicial garantista de derechos.

Tal y como refiere Molina, “la prisión preventiva como medida de coerción tiene como objetivo asegurar la integridad de las pruebas y que el imputado no evada el proceso”, sin que se convierta en velada forma de imposición de pena anticipada.

En el ordenamiento penal, los plazos son en principio de cumplimiento relativo,  toda vez que el Ministerio Publico o la barra de la defensa pueden  en los casos que correspondan solicitar al juez su ampliación basada en motivaciones de derecho.

Esas dispensas se convierten en s fatales o improrrogables, al término de los cuales  el juez  actuante esta compelido a  cambiar la privación de libertad por otras medidas cautelares enunciadas en el Código Procesal Penal, sin que afecte la continuidad del proceso.

Es comprensible que el Ministerio Publico advierta al Juez que tal o cual imputado en condición de prisión domiciliaria, o libertad bajo  fianza  intentaría  degradar  el fardo de pruebas incoado en su contra, pero el derecho procesal está por encima de esa preocupación que debe ser subsanada por  los medios  que provee la ley.

La justicia, de conformidad con la constitución, la doctrina, jurisprudencia y los códigos, parte del principio de igualdad procesal, por lo que  fiscales ni imputados  poseen patentes de corso para  violar normativas o derechos, ni aun el juez, sin importar sin importar que el justiciable  sea la persona más despreciable del planeta.

La ciudadania aspira a que todo imputado, sobre quien se demuestre en audiencia que ha incurrido en crimen o delito, reciba la pena o sentencia condigna, sin importar su condición  social, política o económica, pero siempre en observancia y garantía de sus derechos.

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A rajatabla: El drama de América Latina

Por Orión Mejía.-

La mayoría de los modelos políticos y económicos que se aplican en América Latina conducen en círculo al mismo escenario de crisis e incertidumbre agravada ahora por la pandemia y los efectos de  la guerra  entre Rusia y Ucrania, que han convertido al continente en uno de los más desiguales del planeta.

Mucho se habla de que  el socialismo fracasó en todas sus vertientes, pero poco se dice del daño que al infligido el neoliberalismo al género humano, en todas sus expresiones, más aun cuando se asocia  al totalitarismo o dictadura para aplicar  sus letales recetas.

El socialismo ha podido salir adelante en contadas naciones donde asume las bondades del capitalismo, especialmente lo relacionado con la iniciativa privada y el libre mercado despojados de prácticas desleales, como serían son los casos de China y Vietnam.

El neoliberalismo más  cruento se aplicó en Chile impulsado por la dictadura de Augusto Pinochet que durante 17 años asesinó a miles de hombres y mujeres, encarceló y exilió a otros muchos miles, pero su modelo fue promovido como la panacea para América Latina, con  cifras sobre crecimiento económico tenidas  con sangre.

Mucho tiempo después, el pueblo chileno descubrió que  el neoliberalismo lo había despojado de todas sus riquezas desde el cobre hasta el agua, incluido el sistema pensional y de seguridad social, todos los cuales fueron privatizados en provecho de grupos económicos oligárquicos.

Venezuela y Nicaragua son penosos ejemplos del desastre que puede causar un tipo de socialismo  asociado con el nepotismo, corrupción y represión política,  en tanto que la revolución cubana no ha querido aceptar el camino de indochina, como única vía de supervivencia.

La riqueza de América Latina ha sido conculcada por claques oligárquicas, asociadas a políticos corruptos  que  subastaron a sus pueblos por menos de 30 monedas, como ocurrió en Venezuela, Colombia, Brasil, Argentina, Ecuador, Perú y Centroamérica, en la mayoría de los cuales, el neoliberalismo fue usado como hierro caliente para marcar su  agobiada anatomía.

En todos esos países se aplicó el mandamiento esencial de ese modelo económico, de dar prioridad al sistema de precios, libre empresa, autonomía de los mercados y un Estado disminuido que solo cumpla la función de árbitro que no podría impedir que el pez grande  engulla al pequeño.

Al neoliberalismo se debe que,  sin importar tiempos de vacas gordas o flacas se agrave la pobreza porque a la mayoría de la población carece de acceso a la educación, salud, vivienda y empleo. Es por eso que no me canso de pedir al presidente Abinader que gire un poco a la izquierda.

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A rajatabla: Ciclón de Odio e intolerancia 

Por Orión Mejía.-

A Judith Pamela Butler, filosofa materialista, es considerada como una de las voces más influyentes de la teoría política contemporánea, con relevantes aportes en  el campo del feminismo, filosofía política y la ética, aunque alcanzó mayor relevancia con su teoría del “queer”, que desafía el criterio natural sobre el género. 

No pretendo referirme a la teoría sustentada por esa pensadora estadounidense en torno a lo que define como visiones esencialistas, naturista y estáticas sobre sexo, género y orientación sexual, o su defensa al “binarismo de género”, sino a su advertencia de que “el odio se ha elevado a una categoría política. 

En una conferencia en la Universidad Autónoma de México, Butler se refiere “al odio y la intolerancia” que se anida en una amplia capa de la sociedad y que se ha fortalecido en muchos países con el ascenso de políticos o grupos extremistas, entre los que cita a Donald Trump. 

Butler, alienta a organizar una acción colectiva para frenar el ímpetu de los movimientos radicales que ponen en peligro importantes avances en derechos humanos, “fuerzas reaccionarias que amenazan conquistas sociales”. 

Ese huracán de odio e intolerancia se asoma a la geografía dominicana, aunque nadie en el traspatio a emitido alerta meteorología sobre intensidad de sus vientos, de intransigencia o sectarismo agravado por el miedo que infunden liderazgos que intentan reencarnar a Stalin, Mussolini o Hitler. 

Los síntomas de esa epidemia de sectarismo y fanatismo se expresan aquí con las loas de la derecha política hacia Trump y de la izquierda a Vladimir Putin, en las divisiones partidarias impulsadas por el individualismo, odio o resentimiento, así como en discursos xenófobos. 

República dominicana es hoy víctima de una trapisonda internacional que procura convertirla en almacén del desenfreno migratorio haitiano, ante lo cual la repuesta debe ser la aplicación irrestricta de la ley de migración, con el debido respeto a los derechos humanos. 

La delincuencia y criminalidad subvierten el sosiego ciudadano, pero en ningún modo la receta a ese flagelo puede ser el ejemplo de Nayib Bukele, quien, en nombre de un combate frontal contra el crimen, subyuga las libertades públicas en El Salvador, como tampoco en los partidos deben imponer el estalinismo o trumpimo como horca y cuchillo. Urge detener el ciclón de odio 

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A rajatabla: Las elecciones del martes

Por Orión Mejía.-

Gobierno, liderazgo político y empresarial deberían seguir con ojos bien abiertos las elecciones congresuales del martes en Estados Unidos, que previsiblemente darían el control al menos de la Cámara de Representantes  a los republicanos, lo que congelaría la agenda legislativa del presidente Joe Biden y dejaría  expedito el camino hacia la recesión.

No se exagera si se afirma que el miércoles la economía estadounidense tomaría rumbo hacia un escenario aun de mayor incertidumbre porque la administración demócrata no podría impulsar  su proyecto de incremento de la fiscalidad ni su agenda social para amortiguar el peso de la inflación.

El control republicano del congreso provocaría una ralentización de la  economía que obligaría a la Casa Blanca a lidiar con una recesión agravada por la continuidad de las alzas de Tasas de Política Monetaria por parte de la Reserva Federal en esfuerzo por contener las presiones inflacionarias.

Libby Cantrill, una de las mayores gestoras de renta fija del mundo, ha dicho en una entrevista al diario El País, que la política va de la mano con la gasolina y los comestibles, por lo que la inflación  estará en primer plano en la mente de los votantes estadounidense en las elecciones del martes.

Estados Unidos es el principal socio comercial de República Dominicana, el mayor  emisor de  inversiones, turistas, remesas,  asistencia financiera y técnica, además de que en su territorio residen dos millones de dominicanos, razones suficientes para seguir con atención los comicios del martes.

Economistas del patio  sostienen que la economía estadounidense  no  ingresaría  a la recesión porque  mantiene un nivel de pleno empleo, pero  Cantrill  reitera que “el precio  de la gasolina o de una botella de leche están muy centrados en la mente de los votantes”.

Se da por descontado que  de ganar, aun sea una de las cámaras legislativas,  el Partido Republicano detendría la agenda básica del gobierno demócrata, incluidos temas referidos a la guerra entre Rusia y Ucrania, las relaciones con China, entre otros temas, pero no podría detener la política monetaria restrictiva de la Reserva Federal.

El presidente Biden no tendría ninguna posibilidad de lograr que el Congreso apruebe un impuesto a las grandes corporaciones petroleras, como forma de reducir el precio de la gasolina, ni ningún otro gravamen que ayude a mitigar el impacto de la deuda o de la inflación.

Lo mejor sería que gobierno y sector productivo crucen los dedos  y recen para que los resultados de las elecciones  del martes en Estados Unidos al menos  sean equilibrados, porque si  los demócratas pierden  abrumadoramente, hasta aquí llegarían los efluvios de una recesión económica en Estados Unidos.

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A rajatabla: Mi país imaginario

                                

Por Orión Mejía.-

El director chileno, Patricio Guzmán, quien ha dirigido más de 20 películas y documentales, como “El caso Pinochet”, “La nostalgia de la luz”, en los que refleja su férrea defensa a los derechos humanos, que “Chile es un país  bien vestido pero miserable”, lo que creo un buen símil para  el nuestro.

En “Mi país imaginario”, su más reciente trabajo, Guzmán recoge incidencias de las protestas  que estallaron  en esa nación sudamericana en octubre de 2019,  que obligaron a la redacción de una nueva Constitución a cargo de una Asamblea elegida democráticamente.

En ese documental quedó constancia de la violencia con la que el gobierno  reprimió las manifestaciones, así como la destrucción que los enfrentamientos causaron, pero tres años después, el 62% de los chilenos rechazó en un plebiscito la propuesta de nueva Carta Magna.

El oleaje de protestas aquí tuvo su motivo en el reclamo casi exclusivo de poner fin a la corrupción que se atribuía al gobierno del presidente Danilo Medina,  sin que el movimiento Marcha Verde colocara en su carpeta otras  conquistas sociales, institucionales  o  económicas.

A pesar de que fracasó  el objetivo principal de las protestas en Chile, de  sepultar la constitución neoliberal heredada de la dictadura de Pinochet y revocar las privatizaciones de  esenciales medios de  subsistencia como el agua, transporte y seguridad social, Guzmán cree que ese anhelo persiste entre los chilenos.

Marcha Verde pudo ser mucho más de lo que fue, pero antes de poder respirar, ese movimiento de clase media fue convertido en un tsunami electoral, sin agenda social, sino con una aspiración ética que aún  no se cumple ni tampoco los originarios timoneles de ese movimiento tienen intenciones de retomar.

Aquí como en Chile, “el  sueño de un  país más justo y digno está más presente  que nunca”, como  ha dicho Guzman,  quien considera que “el sueño no cambia, solo tarde en llegar”. Los dominicanos deberían asimilar la experiencia chilena.

Chile es todavía hoy “un país bien vestido, pero miserable”, que durante  los 17 años de dictadura y varios decenios después se mercadeó como el paradigma de América, pero  ha sido  en realidad  una de las naciones más desiguales del continente,  donde hasta el agua potable y de riego esta privatizada y el régimen de seguridad social ha colapsado  varias veces.

República Dominicana exhibe un mejor traje que Chile porque, contrario al régimen de Pinochet, aquí el Estado construyó más de 35  presas o reservorios    para  consumo y distribución del agua y generación eléctrica, incluido la instauración de juntas de regantes que administran la distribución del líquido.

 La nuestra es una economía resiliente, con décadas de crecimiento continuo, a la que ingresan más de 39 mil millones de dólares anuales, próximo a convertirse  en la séptima de la región, pero aquí la desigualdad  se agravó en un 19.4, clara señal de que el anhelo de justicia social que no promovió Marcha Verde, es anhelo aún pendiente.

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A rajatabla: Epilepsia de izquierda

                                     

Por Orión Mejía.-

A los gobiernos del presidente Balaguer, cuyas raíces sostenían a grupos oligárquicos generados después del ajusticiamiento de Trujillo, sufría con frecuencia desdoblamientos políticos que lo hacían aparentar como si fuesen de izquierda, en plena época de Guerra Fría, con lo cual llegó a encantar a varias franquicias comunistas.

El régimen balaguerista tuvo  desde 1966 hasta  su accidentada salida del Poder en 1978, el tinte de dictadura unas veces ilustrada, otras, cruenta, pero con frecuentes ataques de epilepsia populista que daban la impresión de que  esos bruscos movimientos políticos  correspondían a un gobierno de corte marxista.

Cuando un sector de la izquierda pregonaba la tesis de “lo mejor para el campo”, que consistía en enviar a sus mejores cuadros a las comunidades rurales para encender las praderas y promover la revolución socialista, hace tiempo que otro grupo acompañaba al gobierno  en la promoción del Código Agrario.

No se puede negar que  ese fue un estatuto revolucionario en momentos cuando  el latifundio y la esclavitud se separaban por una tenue línea imaginaria, porque  como lo plasmó Juan Bosch en su  cuento “Los Amos”, los dueños de la tierra eran también los esclavistas del siglo XX.

A la par con esas apoplejías de izquierda,  las cárceles estaban repletas de presos políticos y miles de dominicanos sufrían la condición de exiliados, mientras la oposición liberal contaba centenares de cruces de muertos y desaparecidos, en un  ambiente de represión, en el que los periódicos vespertinos ejercieron por la libertad de prensa, en desafío a “los incontrolables”.

No se olvida la “Ley de Cuota Parte”, mediante la cual el gobierno expropió   grandes extensiones de tierra a no pocos terratenientes cuyos predios eran abonados por canales de riesgos construidos por el Estado. El 55% de la producción arrocera corresponde hoy a parceleros de la Reforma Agraria.

 La tesis “Dictadura con respaldo popular”, esgrimida por Bosch en la década de los 70s, tuvo su base en erigir una plataforma política contra “El frente oligárquico” (terratenientes, banqueros, grandes comerciantes importadores y exportadores), que era el sostén del gobierno balaguerista,  durante el cual sus capitales se multiplicaron.

Balaguer se preservó en el Poder durante los primeros tres lustros de sus veintidós años, con el  empleo de un brebaje que  incluía represión política y un tipo  de populismo  que iba desde el reparto de muñecas y bicicletas hasta las Leyes Agrarias, con las cuales se granjeó “una alianza táctica” con  al menos un partido de izquierda.

Lo que resulta inexplicable es que  en 30 años de gobierno  de tres partidos con génesis en los pensamientos liberales o revolucionarios de Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez, reediten de Balaguer su lado conservador y no su epilepsia de izquierda.

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A RAJATABLA: El Golpe de Estado

Por Orión Mejía.-

Juan Bosch marchó al exilio en 1938 sin saber si su mayor pasión sería la literatura o la política, aunque al dejar atrás las riadas de Santo Domingo, su gran tribulación fue tener que  abandonar a su pueblo en garras de una tiranía sin ejemplo contra la que lucharía día y noche por 23 años desde allende los mares.

Al año siguiente Bosch fundó en La Habana, Cuba, junto a otros refugiados políticos, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), con el propósito de derrocar la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo y de instaurar en República Dominicana el tipo de  democracia con la que soñaba la Legión del Caribe.

A un mes y cinco días del ajusticiamiento del sátrapa, el PRD envió una avanzada de dirigentes para desbrozar caminos al retorno de su líder y a la instalación aquí del partido, y 20 meses después, Bosch fue electo presidente de la República, con más del   62 % de los votos en las  primeras elecciones libres en 31 años.

El acontecimiento político que significó el ascenso al podio presidencial de Bosch debió ser el comienzo de una era dorada de libertades públicas y progreso social para América Latina porque se trató de la primera gran experiencia de una auténtica democracia liberal y nacionalista.

Es por eso que al cumplirse hoy el 59 aniversario del derrocamiento de ese gobierno democrático, los pueblos desde el sur del río Bravo hasta la Patagonia, recuerdan la efeméride como un día de indignación y de renovación de la lucha por  la democracia que anhela y merece América Latina.

Desde 1938 hasta 1963, Bosch nunca tuvo inclinación de instaurar aquí dictadura del proletariado o gobierno al estilo de Fidel Castro en Cuba o de cualquier otro líder con esas inclinaciones ideológicas. Don Juan fue durante su largo exilio un abanderado de la democracia representativa.

Después de ese fatídico suceso, don Juan reafirmó su  apego a los principios democráticos, pero no a la mascarada ideológica política que promovieron grandes metrópolis, con Washington a la cabeza,  en América Latina, África y Asia, para subyugar y esquilmar a los pueblos.

Por los próximos 38 años o hasta que la enfermedad lo diezmó,  Bosch dedicó su vida a construir una teoría y praxis política sostenidas en la composición social dominicana, el entorno regional como frontera imperial y la educación  política,  para instaurar un tipo de democracia social que reflejara  el concepto duartiano de soberanía, inclusión, justicia social y libertad plena.

Desde mucho antes del golpe de Estado, intereses espurios, hoy  depositados en el zafacón de la historia, pretendieron desdibujar la figura de un patriota que la historia coloca  al lado de José Martí y Eugenio María de Hostos, cuya  vida y obra sirven de ejemplo a la juventud.

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A Rajatabla: La propuesta de Brache

Por Orión Mejía.-

La tormenta Fiona y la crisis de Haití  restan efecto mediático a  la propuesta que ha hecho el presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), de fijarse como meta para 2030 duplicar el Producto Interno Bruto (PIB) por vía del fomento de la producción local, formalidad laboral y creación de más empleos de calidad.

No resulta muy común entre el alto empresariado iniciativa como la que propone  el señor Julio Brache, lo que podría obedecer a la naturaleza del grupo  empresarial que lidera, sostenido principalmente en la agroindustria, razón por la cual su fórmula se basa en relación intensa entre mano de obra y capital.

El presidente del Conep y su equipo técnico han hecho un muy saludable ejercicio matemático que sustentaría su tesis de duplicar el PIB actual de US$90,532.7 millones a US$189,407.4 millones, en un período de ocho años, meta mucho más ambiciosa que la fijada en la Estrategia Nacional de Desarrollo (2011-2030).

Para que no se tilde su planteamiento como quimérico, Brache admite que la economía dominicana enfrenta “un escenario global de “volatilidad e incertidumbre”, marcado por “altos índices de inflación, políticas monetarias restrictivas, retrasos en las cadenas logísticas y escasez de materias primas”.

En ese desolador  escenario, Brache advierte  que  se abre de nuevo la brecha de la desigualdad, ante lo cual el empresariado no puede permanecer indiferente, lo que representa una verdad del tamaño de una montaña, toda vez que por ese camino se llega a la disrupción social.

Creo que lo que el presidente del Conep plantea dista mucho de la figura de “Alianza Público- Privada” que aplica  el gobierno como manto para gigantescos proyectos que marcan concentración de capitales y utilidades  que ingresan por los amplios portones de privilegios estatales.

Se resalta la admisión que formuló el señor  Brache ante la Cámara Americana de Comercio, de que pese a que la economía dominicana  ha sido una de las más resilientes del mundo, su crecimiento “no se ha traducido a la ciudadania”, por lo que su propuesta procura alcanzar en dos lustros 2.4 millones de nuevos empleos formales.

El nuevo modelo de relación entre sector público y privado, propuesto por el presidente del Conep lograría sacar de la pobreza extrema a unas 263 mil personas y 1.8 millones de la pobreza moderada, lo que supongo se alcanzaría sobre la base de impulsar el capital industrial como base de la economía, única vía posible para lograr un ingreso per cápita de 17 mil dólares.

Sería una pena que la propuesta del empresario Julio Brache, hecha en su condición de presidente del Conep, se pierda entre laberinto de indiferencia o de intereses bien calculados. Las centrales sindicales deberían socializarla cuanto antes.

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A rajatabla: Periodismo de ayer y de hoy 

Por Orión Mejía.-

La mayoría de los periodistas que iniciamos carrera en los años 70s y 80s nunca ocultamos nuestra militancia o simpatías políticas, pero es de justicia decir que esas adhesiones no afectaron el desempeño ético en la mayoría de esos profesionales. 

En ese tiempo los periódicos podrían definirse por su línea editorial en liberales, como El Nacional, La Noticia, Ultima Hora, El Sol, Nuevo Diario y conservadores, como El Caribe, Listín Diario y La Información, aunque en esos medios laboraban ejecutivos y reporteros con inclinaciones de izquierda o social demócrata. 

Reporteros de todas las tendencias partidarias e ideológicas compartíamos en  las redacciones de Noti-Tiempo, Noticiario Popular, Radio Mil Informando, Noticiario Cristal, Radio Reloj Nacional, entre otros noticiarios radiales, sin desmedro del cumplimiento de nuestra obligación de informar de manera objetiva y diligente.  

He estado por más de 40 años vinculado con redacciones de prensa, en las cuales antes se discutía todos los días sobre  política sin que los contertulios sufrieran algún tipo de represión o exclusión por sus ideas, en razón de que los ejecutivos confiaban en la integridad profesional de sus subordinados.  

Es obvio que una minoría de colegas cayó o pudo caer en la degradación profesional, pero la mayoría mantuvo en alto estándares de deontología profesional, aunque siempre rechazó una imparcialidad basada en restricciones de derechos constitucionales como el de expresarse libremente sobre cuestiones políticas, sin menoscabo del ejercicio profesional. 

Se admite también que a no pocos periodistas se les bloqueó ingreso a redacciones de prensa a causa de su militancia política y otros no pudieron escalar posiciones jerárquicas por esas mismas razones, sin que directivos de esos medios pudieran sustentar esas acciones represivas en razones profesionales.   

A integrantes de esa generación de reporteros le ha tocado todavía hoy dirigir importantes medios de comunicación en los ámbitos de prensa escrita, televisión, radio y redes, sin que en la mayoría de los casos se les involucre en conciliábulos corporativos, grupales o políticos para desvirtuar el ejercicio periodístico. 

Debo admitir que algunos tomaron el camino de Judas, pero la mayoría, siguió las sendas de Pedro o de Pablo, lo que quiere decir que se recuperaron de debilidades éticas o retornaron a la claridad democrática, después de pernoctar en el oscurantismo político. 

La tecnología matiza hoy el ejercicio del periodismo en un mundo convertido en aldea global, donde el reportero compite con robots mediáticos dirigidos a control remoto para tergiversan la realidad objetiva en pretensión de alinearla a  intereses de sus patrocinadores. 

La democracia ganaría mucho si logran confluir lo mejor de la cantera de nuevos profesionales de la comunicación con la reciedumbre de viejos maestros del periodismo y el espíritu contestatario de generaciones intermedias, que nunca rehuyeron a su obligación de luchar por una sociedad libre y justa.  

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A rajatabla: Enfermedad silente

Por Orión Mejía.-

La tragedia que ha significado la muerte a balazos del comunicador y animador deportivo Manuel Duncan a manos del vicealmirante Félix Alburquerque obliga a reflexionar sobre el incremento de homicidios tipificados como “crímenes de ira”, que se perpetran cuando el homicida actúa por arrebato o cólera.

Los especialistas definen la violencia de ira como aquella que no se perpetra como acción principal para la comisión de un crimen como seria cuando el asaltante dispara contra su víctima para robarle o el sicario que asesina a cambio de dinero.

Abogados penalistas suelen presentar en audiencia jurisprudencias en las que  se considera  el crimen de ira como circunstancia  atenuante y no agravante, aunque por lo general al homicida se le aplica el rango de pena tipificado en el Código Penal.

Desde la óptica del Ministerio Público y del juzgador la ira o cólera como  elementos paliativos  carece de asidero porque ninguna ley penal o dispositivo procesal la prevén, pues valoran solo las circunstancias probatorias de que el imputado incurrió en tipo de violencia que causó  homicidio o asesinato.

Lo que muchos abogados intentan demostrar en estrado es que la ofensa sufrida por su defendido seria de tal magnitud física o moral  a causa de la cual sufre un tipo de ira que lo lleva “a perder el juicio”, en cuyo estado perpetra el crimen.

Es importante subrayar que en el ordenamiento jurídico dominicano la figura del delito o crimen de ira es irrelevante ante el fardo probatorio que identifique los elementos constitutivos de un homicidio o asesinato, aunque pueden valorarse atenuantes como legítima defensa.

La muerte del comunicador Manuel Duncan es ante todo una tragedia que desnuda un tipo de violencia social derivada de una silente pandemia de ira, como muestra, además de este penoso suceso, el asesinato del ministro Orlando Jorge Mera  y la muerte a balazos de una pareja de esposos perpetrado por un funcionario, entre otros sucesos.

En 2021 se registraron 1,349 homicidios, un 8.6% más que los reportados en 2020, el 62% de los cuales  se perpetraron  con armas de fuego, lo que quiere decir que más de seis de cada diez muertes violentas fueron causadas a balazos. También se resalta que se produjeron 144 homicidios considerados feminicidios.

De nuevo la sociedad dominicana se conmociona por  una tragedia cuyo causal principal se tipifica como violencia o crimen de ira, enfermedad silente que se extiende muy por todas las clases y capas sociales, tanto así que la gente se enfada muy fácilmente, ingresa en cólera, pierde el juicio.

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A rajatabla: Persistente dolor

                        

Por Orión Mejía.-

De tanto sufrir el paciente llega a acostumbrarse al dolor, al punto que  cuando la dolencia recrudece apenas percibe la diferencia y cualquier alivio, por tenue que resulte, lo asume si el padecimiento se hubiera disipado.

Así es el  comportamiento del amplio  asentamiento social que malvive en Villa Pobreza, donde el cambio del garrote por el látigo constituye un alivio para sus laceradas espaldas, constantemente golpeada por la injusticia.

Al otro lado de la verja de la miseria no se habla de salud, educación, vivienda digna ni empleo formal porque esos parámetros del desarrollo humano apenas se perciben y la esperanza de que alguna vez  se conviertan en realidad se derrama como agua entre las manos.

La clase media funge como un hermano mayor contestatario que  hace uso de los medios de comunicación, redes y  de las Plazas Públicas para protestar y ejercer presión social en reclamo de tal o cual conquista o para que  se revoque alguna medida.

En los quintiles que reúnen a grupos sociales de menor ingreso se brega todos los días, con o sin crisis nacional o foránea, con el drama de inflación y desempleo, al punto que desafían leyes de la matemática al sobrevivir con menos de la mitad de lo que cuesta la canasta básica.

El liderazgo de la clase media se activó contra el  aumento de la tarifa eléctrica y logró su revocación aunque nunca se enteró que la Superintendencia de Electricidad había anulado por su cuenta el subsidio a los consumidores de las favelas.

La inflación interanual, que se situó en 9,4%r, comenzó a ceder al  ubicarse al mes de junio en 4,9%, por lo que el Banco Central ha retomado la meta de 4+-1 para el 2023, lo que supone un alivio para el sector intermedio de la economía y el consumo, pero la carestía es dolor permanente que sufren los sectores marginados o excluidos, sometidos a la exclusión social y económica.

Los clasemedia no tendrían mayor interés en  participar en el debate  sobre pertinencia o no de que el gobierno traspase el control de hospitales o ciudades sanitarias al sector privado, vía patronato, porque  su derecho a la salud todavía lo ejercen  a través de las clínicas.

Los temas que llaman la atención a esa estratificación social están vinculados con la lucha contra la corrupción, institucionalidad, medio ambiente, transparencia y la  inflación cuando se convierte en peligro de desalojo de los supermercados.

Control de inflación y  consolidación del crecimiento son  conquistas de gran valor para la economía y de impacto directo sobre la clase media, pero  sin reformas sociales profundas, persistirá el dolor de la injusticia  sobre las costillas de los sectores populares.

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A rajatabla: Estallido migratorio

Por Orión Mejía.-

Desde su emancipación, en 1804, Haití vive bajo un régimen económico de subsistencia derivado de la abolición de la esclavitud y porque sus regímenes no han logrado ni mínimamente mantener la antigua condición de territorio francés de ultramar más rico del mundo.

Toussaint Louverture, líder de la guerra emancipadora haitiana, fue un genio militar que supo lidiar con los ejércitos imperiales de Inglaterra, España y Francia quien, literalmente, humilló al general Napoleón Bonaparte, al frustrar su intención de instalar un imperio colonial en las Américas.

Louverture murió en una ergástula francesa a donde fue trasladado después de su apresamiento en su hacienda después de acordar con el ejército francés que su rango y vida serían respetados, lo que no fue cumplido por  el gobierno de Francia.

Esa revolución produjo también el degollamiento o expulsión de toda la población blanca y una cruenta represión contra los mulatos, por lo que ese conglomerado, originado en migraciones irregulares sobre la parte oeste de la Isla de Santo Domingo, quedó constituido por negros libertos.

Por 218 años la historia de Haití ha estado matizadas montoneras, dictaduras, invasiones y ocupaciones, sin que  su economía se acerque siquiera a las condiciones de pre capitalista, lo que equivale a decir que la inmensa mayoría de ese pueblo ha vivido antes y después  en condiciones de miseria y  exclusión  social y  política.

Ese es el Haití que hoy padece del abandono de grandes metrópolis, incluido Francia, cuyo Producto Interno Bruto (PIB) le debe mucho al sudor de millones de esclavos africanos en  sus coloniales plantaciones de azúcar, o Estados Unidos  que ocupó  ese territorio insular durante muchos años, además de apadrinar, como lo hizo también en la parte este de la isla, turanias sin ejemplo.

Casi 12 millones de haitianos mal viven sobre un territorio desolado, huérfanos de mínimos estándares de salud, alimentación, educación,  vivienda, transporte, seguridad, y en medio de una anarquía institucional, política y social, que expresa su deterioro a través de bandas armadas que controlan casi todo el territorio.

Por el drama descrito, pero  en especial por el abandono a que  es sometido, Haití representa hoy un grave peligro para la interridad territorial y para la soberanía plena de República Dominicana, porque  millones de haitiano no tendrían otro lugar donde guarecerse.

No se trata de odio étnico ni de discriminación racial,  económica o social, sino de una justa preocupación ante la evidente intención de grandes metrópolis de obligar a República Dominicana a ejercer el papel de reservorio de un previsible estallido migratorio haitiano.

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A rajatabla: Percepción equivocada

Por Orión Mejía.-                     

El sector público ha sido tan estigmatizado como exclusiva cantera de corrupción que a la juventud de hoy no le atrae servir en el Estado porque correría el riesgo de corromperse mediante conciliábulos con corruptores anidados en el propio gobierno y en el sector privado.

Es una percepción equivocada, aunque se admite que el ente público ha sido fuente de enriquecimiento ilícito y de acumulación de capital en favor de entes corporativos que mercadean privilegios y prácticas desleales empresariales.

Desde la  asunción al Poder del doctor Joaquín Balaguer, el 1 de junio de 1966, ha transcurrido un largo periodo matizado por  episodios de cruenta represión y lucha reivindicadora por el advenimiento de un auténtico Estado Social de Derecho.

Se admite que el Estado ha servido a intereses  políticos y empresariales de uno u otros litorales, ya sea mediante el afianzamiento del control de bienes heredados de la tiranía o por causales del cohecho, incluido asignación irregular de obras públicas.

Sería injusto no destacar que el sector público ha promovido obras de infraestructura y de renovación del ensamblaje jurídico político que han coadyuvado a que República Dominicana sea-mucho o poco- lo que es hoy.  

Al presidente Balaguer impulso las leyes agrarias, ley de cuota parte, construcción de los embalses de Tavera-Bao, Valdesia, Hatillo, Jigüey, Aguacate, López Angostura, Sabaneta, Rincón y Sabana Yegua.

Don Antonio Guzmán promovió el retorno de los exiliados y la libertad de los presos políticos, así como el control de la estructura militar antes al servicio de la represión política, además de impulsar políticas de apoyo a la producción agropecuaria e iniciar la presa de Rio Blanco.

El presidente Salvador Jorge Blanco le tocó reorganizar las finanzas públicas, para lo cual tuvo que recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI), con un alto costo en vida y deterioro de la gobernanza, aunque pudo estabilizar factores macroeconómicos.

El presidente Leonel Fernández inauguró la era de las reformas políticas, económicas y sociales, incluida a la de Justicia, el Ministerio Público y de la Administración Publica, construyó el Metro de Santo Domingo, túneles y elevados con éxito y promovió una nueva Constitución Política.

 El gobierno de Hipólito Mejia construyó la presa de Mao y el acueducto de la Línea Noroeste, concluyó la construcción del puente Juan Bosch, además de iniciar la ley que crea el Sistema dominicano de Seguridad Social.

Esas son apenas algunas de las obras más resaltantes emprendidas o esos gobiernos, sin contar lo que hace la actual administración, lo que consolida el criterio de que el sector púbico no puede tildarse de nido de delincuencia, aunque la bacteria de la corrupción se anide en su estómago.

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A rajatabla: Espoleta de la ley

Por Orión Mejía.-

La Ley de Extinción de Dominio es un estatuto imperial diseñado para  contener flujos de capitales o activos en la región generados por la corrupción, narcotráfico, terrorismo, trata de blanca y evasión fiscal, por lo que no puede ser considerada como un arma jurídica para ser aplicada con fines de obtener provecho político.

Ese estatuto es una iniciativa del Programa de Asistencia Legal en América Latina y el Caribe (Laplac) y de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, cuyo objetivo es el decomiso sin condena de activos generados por los referidos ilícitos penales.

Desde hace más de una  década,  distintas agencias de Estados Unidos, junto a Naciones Unidas (ONU) y Organización de Estados Americanos  (OEA) impulsaron acuerdo de cooperación para derribar en América Latina barreras jurídicas que impiden acciones conjuntas contra el narco, terrorismo, trasiego de humanos, corrupción y evasión fiscal.

Es en ese contexto que emerge la Ley de Extinción de Dominio que otorga al Estado facultad por vía jurídica expedita para proceder asumir la titularidad de activos de cualquier naturaleza procedentes de esos ilícitos. Más que una ley, es una institución juridica de última generación

La adecuación  de  esa ley  en República Dominicana no sería igual que  en Colombia,  donde se hizo énfasis en  el narcotráfico y   el terrorismo, ni sería similar a México, donde la trata de blanca constituye, junto al narco y el terrorismo, un  flagelo mayor.

Aquí se habla esencialmente de peculado que,  aunque  constituye uno de los ilícitos atacados por esa ley, posee un tiente político coyuntural en su abordaje, persecusion y condena, tanto en lo referido a la  aplicación de sanciones aflictivas e infamantes, como en el decomiso de  activos.

La sociedad ignora el contenido  de lo que en el Congreso una mayoría legislativa pretende aprobar, aunque razonablemente se debería atender sugerencias de la Banca, empresariado y gremios profesionales sobre posibles falencias que deben ser extirpadas antes de la aprobación de ese estatuto.

Lo deseable sería que la Ley de Extinción de Dominio sea  aprobada y promulgada con el concurso o acuerdo de partidos, empresariado, sociedad civil, y academias, pero primero  todos deberían admitir  sus pecados, incluido los luteranos.

Esa ley, adaptada al ordenamiento jurídico interno, sería  de mucho provecho para la transparencia y la democracia, pero debería advertirse del peligro que supondría si intereses partidarios coyunturales la convierten en afilado machete político con el solo de cercenar cuellos de  adversarios.

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Desafío Dios

Por Orión Mejía.-

El capitalismo salvaje,  que refería el Papa Juan Pablo II, se expresa con crudeza en la comercialización mundial de alimentos y materias primas, entramado de compras y ventas a futuro a través del cual  multinacionales desafían a Dios, al asegurar enormes utilidades sin importar la ocurrencia de ciclones, sequias o inundaciones u otros percances.

Las bolsas agropecuarias, incluida la de Chicago, que realiza las mayores transacciones en el mundo, son operadas por supuestas instituciones sin fines de lucro, que creen poseer el mandato divino de castigar a la humanidad al encarecer rubros básicos a través de la manipulación en su comercialización.

Esos mercados bursátiles fijan precios del trigo, soya, maíz y otros comodities desde antes de que  los productores preparen las tierras para siembra en Estados Unidos, Brasil, Ucrania, India o Argentina, mediante un mecanismo de promoción o control de posibles vicisitudes en el clima, acopio o transporte.

Aun en los casos de sobreproducción, el mecanismo de precios a futuro opera para estimular el acaparamiento o imponer dudas razonables sobre  reducción de la oferta en la próxima cosecha, por lo que siempre las empresas intermediarias garantizan altísima rentabilidad, aunque los productores se suman en la miseria.

La guerra de Rusia y Ucrania, así como las sanciones económicas que Occidente impone a Moscú, crean un tipo de condición en  los ámbitos de producción y mercadeo de materias primas de origen agrícolas,  que se apartan del control  de las bolsas agropecuarias.

Los cristianos que controlan esos mercados agropecuarios  suelen ganar más dinero en tiempo de escasez- de ahí la definición de capitalismo salvaje-, pero  esta vez, el conflicto bélico en los Balcanes ha causado efectos difíciles de controlar, como reducción de la producción de trigo, maíz y soya en Rusia y Ucrania y dificultad transportar la menguada cosecha  desde la zona de guerra  hacia los mercados.

El mayor agravante del cuadro de escasez y carestía de alimentos esenciales lo constituye  el abrupto nacionalismo alimentario que ha surgido en Asia, con las prohibiciones de exportación de Trigo  en la India, de aceite, en Indonesia y de pollo en Malasia, así como  el almacenamiento de  comodities en China.

Tailandia y Vietnam  se proponen  encabezar un cartel de productores de arroz para fijar precios y  controlar  las exportaciones, lo mismo que hacen los productores de petróleo y gas natural, lo que  representa un claro desafío a los magnates de las bolsas alimentarias.

Ante la espiral mundial de escasez, carestía de la comida,  al gobierno dominicano no le queda de otra que volcar todo su esfuerzo en  promover la siembra  de toda la tierra disponible, así como el respaldo a la industria avícola y a la pecuaria. Vienen  tiempos aún más  difíciles. 

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A rajatabla: Escuela y familia

Por Orión Mejía.-

El video que muestra a niñas de una escuela pública en coreografía de baile que muestran su ropa interior, el alumno que agredió con un machete su directora, y el alijo de armas blancas decomisada en otro plantel, son apenas señales de un mal mayor que afecta a la educación dominicana.

Sobre  ese flagelo, el ministro de Educación aplica una fórmula  que cree infalible, al señalar que lo que ocurre en la escuela es reflejo de lo que sucede en la familia, en tanto que el presidente del gremio de los maestros lo atribuye principalmente a deficiencia del currículo escolar.

Autoridades y profesores deberían estar de acuerdo es  en que  el problema no es por falta de dinero, aunque siempre será de provecho que  el gobierno dirija más recursos  a la Educación, pero un 4%  en proporción al PIB son hoy más que suficientes.

El sistema educativo dominicano carece de una estrategia que garantice planificación previsible y continua en conexión con la Estrategia Nacional de Desarrollo. La impresión que se ofrece desde el ministerio y el gremio es la de  improvisación e indiferencia.

Hoy en día, significativos avances en políticas educativas, como las escuelas vocacionales y las tandas extendidas, han quedado varadas en laberintos de convenientes politiquerías o extravíos técnicos, cubiertos ambos con  mantos de  absurdas justificaciones del por qué no se muda ni un paso.

La sociedad civil, a través de esquemas participativos en  ámbitos de investigación y promoción de políticas  educativas o de la academia universitaria, sugiere recetas o remedios, la mayoría de acción limitada a específicos conglomerados sociales.

Puede decirse que la Escuela Pública no ha tenido dolientes, como tampoco los gobiernos, liderazgo político, empresariado ni  academia, han hecho lo suficiente para disminuir sustancialmente la iniquidad  económica y social.

La mentada revolución educativa no sería posible sin que simultáneamente  los gobiernos, juntos al sector productivo y la clase política,  encaminen políticas disruptivas que acerquen a la familia al ideal de justicia y equidad.

El ministro tiene razón al vincular con la familia las fatalidades que ocurren hoy en las aulas, como también la tiene la ADP, cuando lo atribuye a  la carencia de currículo adecuado, pero en ambos casos se requiere unificar la calidad de la enseñanza con la consolidación del núcleo familiar.

El aula y la familia deberían enlazarse para bien y no para mal, en el entendido de que la garantía de esa sana vinculación le corresponde, en lo particular a la comunidad educativa (autoridades, maestros, academias, padres y tutores), y en lo general al gobierno y a la clase política.   

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A rajatabla: Aviso de huracán

  Por Orión Mejía.-

Aunque resiliente, la economía dominicana es abierta,  muy expuesta  a vaivenes del sector externo, tanto así que todavía se recuerdan las gestiones diplomáticas y políticas  en  Washington en procura de  que Estados Unidos incluyera al país en la lista de cuota preferencial de exportación azucarera.

Hace más de medio siglo que se dice que el presidente Balaguer ofreció renunciar a cambio de que su colega estadounidense,  Richard Nixon mantuviera  la asignación de precio preferente  en la adquisición del dulce dominicano.

Al emigrar desde un esquema basado en las exportaciones de  azúcar, cacao, café, tabaco en rama, aleación de oro y plata y ferroníquel, hacia otro impulsado por los servicios, como turismo, remesas, inversión extranjera, telecomunicaciones y zonas francas, la economía  obtuvo mayor capacidad de sobreponerse a contratiempos externos.

Las exportaciones  de postre (café, tabaco procesado, cacao y azúcar) recobraron su vigor  en la canasta de oferta exportable, lo mismo que oro, plata, cobre, níquel, a los cuales se les agregan valor que incrementa sus precios en mercados internacionales (cacao y banano orgánico, cigarros hecho a manos).

Desde antes de la pandemia, el ingreso en divisas superaban los US$30 mil millones de dólares, lo que permitió reducir sustancialmente el déficit de cuenta corriente de la Balanza de Pagos (relación de los dólares que ingresan y salen de la economía).

La nuestra fue por  años una economía sana en constante crecimiento y desarrollo hasta el advenimiento de las crisis causadas por la pandemia del Covid-19 y la invasión Rusa a Ucrania, la primera de las cuales desmanteló el aparato productivo e incrementó el endeudamiento y la otra provocó una espiral inflacionaria matizada por  escasez y carestía de materias primas y productos terminados.

 Es en este momento cuando deseo llamar la atención del gobierno, sector productivo y clase política sobre la advertencia de huracán económico que ha hecho Jamie Dimon, director de JP Morgan Chase, el banco más grande de Estados Unidos.

Dimon dijo que ese ciclón ya está sobre la economía de Estados Unidos, “así que mejor vayan preparándose”. El índice de inflación en esa economía es de 8,3% y la Reservas Federal proyecta elevar la tasa de interés hasta 2%.

El banquero prevé que el precio de petróleo llegue a subir en el corto entre 150 y 175 dólares, el barril, lo que agravaría  una economía  mundial asolada por incertidumbre monetaria,  guerra en Ucrania y prolongados cortes en cadenas de suministros.

El CEO del JP Morgan advierte que la tormenta también afectará a Europa y que los mercados bursátiles  son sacudidos por  el aumento en los rendimientos  del Tesoro Americano, como el caso de S&P, que ha caído este año 13.3%. Este aviso de huracán debe ser escuchado aquí.

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Escenarios no deseados

Por Orión Mejía.-

Durante los veintidós años que van de siglo casi toda América Latina ha sufrido episodios de recesión económica, incluido República Dominicana que lo tuvo en 2003 cuando la economía  experimentó un crecimiento negativo del 2,0%, pero ni antes ni después el PIB  nacional ha cerrado en rojo, con excepción del pandémico 2020.

La economía dominicana se ha mantenido por el sendero del crecimiento, con las señaladas excepciones, incluso  durante la crisis  financiera mundial causada por la explosión inmobiliaria de Estados Unidos y la quiebra de Lehman Brothers en 2008.

Han sido 30 años de crecimiento con promedio superior al 5%, lo que permitió al país realizar el crossover desde “una economía del postre”, (azúcar, tabaco en rama, café y cacao), a otra sostenida en los servicios turismo, zonas francas, inversiones, remesas, telecomunicaciones.

Durante esos tres decenios  las zonas francas, antes maquilas textileras, emigraron hacia el campo tecnológico e industrial, en tanto que las exportaciones se diversificaron y con valor agregado, como g agregaron valor, como guineos y cacao orgánico, frutos y vegetales en ambientes controlados.

Con una visión menos bananera en la gestión de los recursos mineros, así como el incremento de las exportaciones nacionales y de zonas francas, los aportes del turismo, remesas e inversión extranjera, la economía genera más de 30 mil millones de dólares anuales.

A eso se debe que el Banco Central  exhiba  unas robustas reservas netas de US$14 mil millones, equivalentes a un 14% del PIB, suficientes para financiar más de cuatro meses de importaciones y para  ejercer control sobre el tipo de cambio.

La economía dominicana ha sido tan  resiliente como para sobrevivir  a las crisis de la burbuja hipotecaria, de 2008,  a la de la pandemia del 2020, y aun al impacto de la guerra Rusia- Ucrania, de 2021, pero debería advertir que esa fortaleza no significa que  sea imbatible.

Lo primero que el gobierno debería entender es que el conflicto entre Moscú y Kiev, que es en realidad entre Rusia y Occidente, se va a prolongar y agravar por mucho tiempo, como lo demuestra el discurso guerrerista exhibido por  el inquilino de la Casa Blanca.

Si es así, los precios del petróleo, trigo, maíz, soya, fertilizantes, fletes y productos terminados se mantendrán en alzas, lo que supone un agravamiento de la crisis en este traspatio y su prolongación más allá del periodo electoral.

No sería exagerado exhortar a gobierno, clase política y sector productivo a prever que adicción a la crisis económica, surjan escenarios no deseables, como crisis social y crisis política.

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A rajatabla: Gestión del riesgo y de la crisis

Por Orión Mejía.-

En el plano interno y a nivel externo se viven momentos de  disrupción económica, social y política que deberían motivar al  gobierno a diseñar una estrategia comunicacional sostenida en eficiente gestión del riesgo y preparación ante la crisis.

La crisis de reputación gubernamental, causada por las muertes de tres jóvenes detenidos en destacamentos policiales, representa el mejor ejemplo de que el gobierno está compelido a revisar su programa de comunicación social  y marketing político.

Los estrategas oficiales procuran construir una imagen presidencial sostenida en la impresión colectiva de sencillez y proximidad, a lo que podría atribuirse la entrevista de una hora y media que concedió el mandatario  al programa “Foro Público” o “Antinoti”.

Son perceptibles los extravíos en esa estrategia comunicacional que no jerarquiza impactos sobre indicadores económicos como inflación, empleo, déficit fiscal y endeudamiento, de las  crisis generadas por la pandemia y la invasión rusa a Ucrania.

Sin comparar al presidente Luis Abinader con Winston Churchill, puede decirse que al igual que el estadista inglés, el dominicano afronta los efectos de una crisis derivada de una guerra que posee ribetes globales.

Al mandatario le corresponde encaminar políticas públicas  a los fines de mitigar efectos de esas tribulaciones, pero también se requiere  un diseño de la estrategia  comunicacional que ayude a promover o activos políticos o gerenciales como la transparencia, sana administración de justicia y responsabilidad gubernamental.

Lo ideal sería que el gobierno base su desempeño en principios  de eficiencia, legalidad y cumplimiento de la ley, pero en términos de comunicación o marketing debe ser conciso, comprensible y accesible, sin incentivar un discurso oficial caracterizado por prejuzgar o pronosticar.

Una adecuada estrategia comunicacional debe promover transparencia y equidad  para incentivar así el cumplimiento de esos principios y poder gestionar con relativo éxito una crisis de dimensiones catastróficas.

La crisis reputacional generada por las muertes de ciudadanos atribuidas a  policías  son aguas inmundas que deben ser dirigidas al Ministerio Público, que posee calidades para investigar y someter a la justicia a los responsables. La reforma Policial es harina de otro costal.

Activos políticos  mercadeados por el gobierno, como  los del Ministerio Publico independiente, transparencia administrativa y eficiencia en  el abordaje pandémico, están a punto de convertirse en pasivos a causa de una difusa estrategia gestión de riesgo y manejo de crisis.

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A RAJATABLA: Lo peor no ha pasado

Por Orión Mejía.-
(orion_mejia@hotmail.com)

Cuando se padece de un vecino como Haití, es mejor referir a la comunidad internacional las vicisitudes que sufre, más que las propias, porque se trata de carga muy pesada que de algún modo tenemos que acarrear”, así escribí en mi cuenta de Twitter como parte de un escenario viral para un tema tan acuciante.

Si se logra extraer de la caldera política el tema haitiano, de este lado de la isla se consolidaría un discurso que podría servir de sombrilla incluso para cobijar intereses particulares, porque cualquier discusión debería partir del reclamo unísono de que el mundo se abra a Haití.

Haití no califica para ingresar a la destripadora política o mediática, ese drama debe abordarse en una especie de cooperativa nacional cuya misión sea la de salvaguardar el bien jurídico y territorial de la República.
Lo expuesto por el presidente Luis Abinader sobre Haití ante la Asamblea Nacional de Naciones Unidas (ONU) se corresponde con la verdad, aunque para muchos quizás pudo haber dicho más o tintar su discurso con colores pasteles.

Cuando mandatarios de todo el mundo desfilaban en el edificio de la ONU en Nueva York para exponer anhelos o logros sobre democracia, justicia social y convivencia internacional, en frontera de Texas con México, policías a caballos arreaban como vacas vacas a miles de indocumentados haitianos.

La sociedad liberal de Estados Unidos expresó horror y consternación por ese espectáculo propio del Circo Romano, pero la respuesta de la Casa Blanca fue el de disponer la expulsión inmediata de la mayoría de unos 15 mil haitianos, para lo cual se habilitan entre siete y diez vuelos diarios hacia Puerto Príncipe.

Es por eso que fue válida y oportuna la advertencia del presidente Abinader, de que República Dominicana no es ni será jamás la solución al problema haitiano, porque no hay que ser pitonisa para afirmar que Washington y otras metrópolis apuestan a que la crisis haitiana se derrame hacia el este de la isla.

Lo mismo puede decirse de su señalamiento en torno a las bandas de que controlan parte del territorio de Haití, la imposibilidad de celebrar elecciones libres, justas y concurridas y que esa crisis ya impacta sobre numerosos países del continente en términos de desbordamientos migratorios, como México, Brasil, Chile, Colombia, Panamá y Costa Rica.

República Dominicana padece de manera directa y cruenta la consecuencia de la crisis haitiana, como la que afloró sobre el cauce del Río Bravo o en la selva de Colombia y Panamá, pero lo peor aún no ha pasado. Estados Unidos, Francia, Canadá y Unión Europea parecen ansiosos para que esa tragedia cruce la frontera domínico haitiana.

 

 

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A rajatabla: Operación Falcón

Por Orión Mejía.-
(orion_mejia@hotmail.com)

Cualquier gobierno o Ministerio Público lo pensaría dos veces antes de emprender una ofensiva contra el lavado de activos de la magnitud de Operación Falcón, que ha decomisado bienes por más de cincuenta mil millones de pesos, incluidos gasolineras, edificios, dealers, villas y vehículos de alta gama.

Ese operativo se ejecuta cuando aún la economía sufre resaca de una pandemia que por más de un año ralentizó las actividades económicas y laceró el empleo, y cuando la Procuraduría todavía acarrea otros expedientes de gran impacto político.

Esos y otros motivos de naturaleza coyuntural, hacen pensar que Operación Falcón es una acometida “made in United States”, aunque esas investigaciones se realizaban desde hace casi un año.

El presidente Luis Abinader demostró coraje al aceptar desmantelar un muy denso nido de avispas que se había extendido por el vecindario político, legislativo, económico y gubernamental, a sabiendas del riesgo que entraña escarbar en esa economía de subsuelo.

Los acuerdos con la Agencia Antidrogas (DEA) no han resultado provechosos para la parte dominicana, porque fiscales estadounidenses arriban a acuerdos con extraditables en provecho de sus intereses jurídicos y luego son devueltos con casi los mismos poderes y bienes.

No hay que negar que a causa de la pandemia, o quizás desde antes, República Dominicana volvió a convertirse en puerto de trasbordo de miles de kilos de cocaína desde Suramérica a Estados Unidos y Europa y que ese ha sido el motivo de Operación Falcón.

Desde hace más de diez años aquí se aplica o debe aplicarse un estricto código jurídico contra el lavado de activos, supervisado por la Superintendencia de Bancos y por buros nacionales e internacionales que monitorean los movimientos bancarios o de inversiones.

A eso se debe que los cárteles y sus subsidiarias inviertan en áreas difusas de la economía como dealers, bancas de apuestas, villas, etcétera, capitales que en su mayoría no cruzan por la banca de intermediación financiera por la imposibilidad de evadir controles anti lavado.

Es posible que la democracia dominicana haya alcanzado suficiente madurez y fortaleza como para soportar embestida de un animal herido que intenta defenderse de las estocadas que le asesta el Ministerio Público, la DNCD y la DEA.
Para poder salir airoso de esta batalla contra el narco y el lavado de activos, se requiere desinfectar cuanto antes al Poder Legislativo, áreas del gobierno, del tejido económico, policial y militar, partidos políticos y hasta del Poder Judicial. No les dejen esa cruzada solo a doña Mirian Germán Brito.

 

 

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A RAJATABLA: La lista Engel

POR ORION MEJÍA.-

La lista divulgada por Estados Unidos con más de cincuenta funcionarios y exfuncionarios de El Salvador, Honduras y Guatemala, a los que califica de “actores corruptos y antidemocráticos”, consolida el criterio expuesto en esta columna de que los procesos contra la prevaricación en América Latina obedecen a un momento de inflexión externa y no al capricho de los gobiernos.

Entre los 55 nombres se incluyen a los expresidentes de Guatemala Álvaro Colon (2008-2012), señalado en irregularidades en la asignación de un contrato de transporte público, y Porfirio Pepe Lobo, de Honduras (2010-2014), acusado de recibir sobornos de un narco cártel.

Esa lista fue preparada por el Departamento de Estado en cumplimiento de una ley votada en diciembre pasado que le otorgó 180 días para identificar a quienes en esos países estuvieran en “corrupción significativa”. Se le conoce como “Lista Engel”, porque fue patrocinada por el legislador Eliot Engel.

Los mencionados en esa lista pertenecen a los tres países que forman el Triángulo Norte de Centroamérica, donde emigran grandes caravanas hacia Estados Unidos, vía México, que el gobierno de Joe Biden se propone desalentar mediante inversiones para el desarrollo económico y perseguir la corrupción.

Se recuerda que el presidente Jimmy Morales puso fin abruptamente en 2019 al acuerdo con Naciones Unidas para la permanencia en Guatemala de la Comisión Internacional contra la Impunidad, a cuyos funcionarios expulsó del país, lo que se atribuyó a que los fiscales extranjeros investigaban a su entorno político y familiar.

La Lista Engel, que incluye 21 hondureños 20 guatemaltecos y 17 salvadoreños, acusa también a esas personas de “obstruir la justicia y socavar la democracia”, por lo que el Departamento de Estado les canceló el visado para viajar al imperio.

Los expedientes de corrupción abiertos en República Dominicana no se corresponden con alguna estrategia infernal del gobierno, aunque intente sacar provecho político, porque ese es un producto originario de Estados Unidos, en un paquete que incluye narcotráfico, lavado y trata de blanca.

Fue por esa razón que censuré que el congreso del Partido de la Liberación (PLD) no abordara el tema de la corrupción con profundo espíritu reflexivo y de autocrítica, toda vez que se convirtió en un punto de inflexión histórica que la población reclama combatir y conjurar de manera definitiva.

La prevaricación debe ser combatida en los mismos términos que se intenta contener la pandemia, porque se trata de un flagelo económico, social y político altamente contagioso que daña los pulmones institucionales, tras lo cual la perece la gobernanza por no poder respirar.

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A RAJATABLA: Reglas del debate

Por Orión Mejía.-

El insumo de un debate político, económico, social, académico o jurídico se genera en cualquier parte y a partir de cualquier suceso, estadística, propuesta o simple opinión. Solo se requiere que los intervinientes posean calidad para debatir, que se acojan a principios éticos y que se alejen del ámbito de la injuria y la afrenta.
Cuando se trata de una denuncia sobre supuesta colisión con la ley por parte de un funcionario, lo aconsejable seria que su tutor ponga en conocimiento de los órganos jurisdiccionales los elementos probatorios que le confieren mérito, sin el prejuicio de que la justicia es prejuiciosa o paralizada.
Si se elige la vía de la confrontación mediática, los contendientes deberían tener en cuenta que no es una lucha de artes marciales en la cual se le permiten patadas o derribar al rival a como dé lugar. En parangón al deporte la regla que debe regir es la del marqués de Queensberry.
Cuando el debate se origina en una estrategia partidaria que busca degradar la consideración del presidente de la República, no se puede pretender que el escenario de confrontación sea el púlpito o la sala de audiencia, porque el fin no es eclesial, ético ni jurídico, sino político.
Tampoco se debería obligar a quien es objeto de una ofensiva mediática a solo cubrirse el rostro con sus manos porque quien golpea es una mujer, por demás altamente talentosa. En esos casos, la ley de equidad de género solo obliga a la debida cortesía y respeto a la contrincante, pero no a callar ante el infundio o la afrenta.
Muchos de los grandes debates en la historia política nacional han tenido su origen en un informe de prensa, por lo cual el medio en cuestión o todos, renuncian al rol de arbitraje y se colocan los guantes, pero aun así deben cumplir con la obligación de abrir sus páginas, micrófonos o cámaras a sus contrincantes.
Los órganos de control social y jurídico actúan básicamente por apoderamiento, cuando el tema del debate se refiere a posible violación de le ley penal, pero en todo estado de causa a quien se imputa un ilícito penal se debe presumir inocente hasta que sea condenado en instancia definitiva. Los medios de comunicación no pueden operar como patíbulo ni obligar a nadie a tomar cicuta del deshonor.
El debate político tiene su regla que se fundamente en apego a la ética, sin manipular o mezclar maliciosamente mentiras con medias verdades con el propósito de crear falsas percepciones colectivas. Es esencial que el que debate al menos crea que posee la razón, ventaja y que no intentará sobrepasarse.
Creo que el debido respeto es compromiso de doble vía, que nada tiene que ver con la equidad de género, aunque sí con la caballerosidad, y que todo ciudadano tiene derecho a rebelarse contra la injuria y la afrenta. El mejor ejemplo ha sido el de la vicepresidenta Margarita Cedeño.

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A RAJATABLA: El derechazo

Por Orión Mejía.-

La decisión del Partido Revolucionario Moderno (PRM) de instruir a sus legisladores para que aprueben una ley que autorice a los partidos a decidir la forma de celebrar sus primarias, debe estar en el prefacio de cualquier libro sobre táctica elemental, porque retorna al partido rival una crisis que ya estaba en el ámbito legislativo y social.

El PRM, que pregonaba que a la Ley de Partidos le fuera insertada la obligación de primarias cerradas, aun fueran simultáneas, acepta ahora que cada organización decida si escoge sus candidatos mediante elecciones abiertas, con el padrón de la JCE.

Ese partido tiene los votos suficientes para completar la matrícula calificada de aprobación, tanto para la propuesta de primarias cerradas o abiertas, como para la fórmula del libre albedrío, por lo que la suya ha sido una jugada política obvia, que se caía de la mata.

El tema de la Ley de Partidos ha sido devuelto al Comité Político del PLD, que en un gesto de irresponsabilidad había dejado en manos de los legisladores del PLD la suerte de ese estatuto, a sabiendas de que ya afectaba la unidad de la organización.

La mayoría congresual peledeísta no encontró la piedra filosofal que le encomendó traer el CC del PLD, por lo que los mensajeros han retornado a los altares sin el remedio que cura todos los males y garantiza eterna juventud. Ahora, ese Consejo de Ancianos tendrá que afrontar el problema, porque se agotaron las excusas.

Al presidente de la República y al presidente del Partido les corresponde señalar con propios índices la estrella que conduce directamente al escenario donde debe nacer esa ley y con ella el renacer de una unidad partidaria sostenida en principios.

Con extremada indulgencia mediática y como si fuera una finca, el liderazgo del PRM se repartió ese partido en extraña convención donde se impuso el silencio. Ahora, desde los medios de comunicación “se agradece” a su dirección “la salvación” de la Ley de Partidos, cuando lo que hizo fue devolver la pelota al PLD.

La obra de gobierno del presidente Danilo Medina es también del PLD, aun si fuera mala, regular, buena, muy buena o excelente, como también el Partido es compromisario del Gobierno, por lo que ningún actor debe arrogarse derecho de promover separación o divorcio.

Hasta donde se tiene sabe, las contradicciones en el PLD no han llegado a la condición de diferencias ideológicas o de principio, sino a la de pugnas por candidaturas electivas, que no tendrían final feliz, sin entender cosas tan elementales como resolución de conflictos, unidad en la diversidad y centralismo democrático.

La dirección del PLD debe admitir que el PRM le asestó un derechazo al mentón, al instruir a sus legisladores que aprueben la Ley de Partidos con libre albedrío sobre las primarias. La culpa por ese golpe recae en el Comité Político, que quiso esquivarlo con un vergonzoso retroceder.

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A RAJATABLA: De comedia y tragedia

Por Orión Mejía.-

Fue un sábado en la mañana en la en la primavera de 1979, cuando un grupo de dirigentes reunidos en la residencia del sindicalista Félix Alburquerque, en la calle Albert Thomas, del ensanche Espaillat, acordamos renunciar del PLD ese mismo día.

Antonio Abreu (Tonito) (qepd) motivó la propuesta de dimisión bajo el alegato de que la organización fundada por Juan Bosch había extraviado el camino y que “la derecha política” había asumido el control de su dirección, argumento acogido a unanimidad.

Esa primera gran división del PLD fue alimentada por el grupismo, que a su vez se alimentó en la frustración por los resultados de los comicios de 1978, cuando la organización sólo obtuvo 18 mil votos.
Aunque fue en la casa de Alburquerque donde se acordó salir del PLD para fundar otro partido, la decisión fue tomada días antes, al concluir una reunión de dirigentes en el local del Comité Intermedio Máximo Cabral, en la calle Abreu, de San Carlos.

En esa Asamblea, el profesor Bosch denunció que alguien del Comité Central o del Comité Político filtraba a la prensa documentos clasificados del Partido, tras lo cual llamó por su nombre a cada uno de los miembros del CC, a los que preguntó: “¿Fue usted quien filtró esos documentos?”

La respuesta de todos los interrogados fue un lacónico “no, compañero Presidente”, menos la de Manny Espinal (qepd), quien le dijo al líder del partido que su cuestionamiento constituía un irrespeto a su persona y militancia política.

Concluida la reunión, bajé las escaleras del local junto a Manny, quien me dijo que no era posible permanecer en el Partido, después de lo que consideró un agravio, pero además de molesto lo noté muy triste, porque él fue siempre un auténtico patriota y gran revolucionario muy asociado al pensamiento de Bosch.

Los dirigentes del otro bando al parecer tenían el propósito de convencer a Bosch de que expulsara al secretario general y a todos los que compartían sus objeciones a determinadas líneas políticas. Lo digo porque un emisario me pidió al salir de la asamblea que le entregara el vehículo que tenía asignado, a lo que me negué.

De quienes renunciamos del PLD en 1979, la mayoría retornó al Partido, al convencerse de que Bosch tenía razón; otros nos fuimos más a la izquierda, en la creencia de que la “Revolución” estaba al doblar de la esquina, mientras muchos se dedicaron al alquiler del Partido de la Unidad Democrática, que fundamos dizque para promover la unidad de la izquierda.

Esa división de la que hablo se decretó mucho tiempo antes de la reunión en la casa de Félix Alburquerque, lo que me obliga a preguntar si la historia puede repetirse por vía del grupismo o de excesivas ambiciones. El liderazgo peledeísta debería ser advertido de que una repetición de ese episodio no se traduciría en comedia, sino en tragedia.

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A RAJATABLA: Miseria política

Para políticos, académicos y líderes de opinión, que arrastran los pies por el fardo de frustraciones, esta República no ha avanzado en nada durante los Gobiernos de Danilo y Leonel, aunque no se atreven a identificar aportes significativos de las gestiones de don Antonio, Salvador e Hipólito, salvo el de la libertad de presos políticos y regreso de exiliados.

Se incurre en mezquindad si no se admite que al PRD le correspondió liderar el retorno a la democracia desde un régimen de dictadura ilustrada en 1978, o que el gobierno del presidente Jorge Blanco permitió a los conductores doblar a la derecha en rojo.
A la dictadura de Trujillo le atribuyen instituir el peso como moneda de curso legal, fundar los bancos Central, de Reservas y Agrícola y redimir una deuda pendiente con el Tesoro de Estados Unidos, logros que no justifican 31 años de horror.

Al presidente Balaguer se le reconoce instituir las leyes agrarias, construir las principales presas y embalses y la prohibir aserraderos, lo que no justifica crímenes políticos y violaciones a derechos humanos.

Trujillo y Balaguer lideraron gobiernos de naturaleza despótica, aunque con importantes improntas relacionadas con la consolidación del Estado Nacional y con la construcción de infraestructura
Don Antonio, Salvador, Leonel y Danilo encabezaron gestiones liberales, que promovieron inclusión social. El Gobierno de Hipólito estuvo más cerca del tirano y su alumno, que de Pena Gómez.

No se niega que los gobiernos liberales del PRD y del PLD fueron estremecidos por escándalos de corrupción, crímenes políticos o pobladas como la de abril de 1984, cuando el Ejército mató más de 125 civiles que protestaban por el acuerdo firmado por Jorge Blanco con el FMI.

En el periodo 2002-2004, de Hipólito Mejia, se produjo una crisis bancaria que se llevó por delante a las principales instituciones financieras y colocó a la economía en estado de recesión..

Lo que intento decir es que durante las cuatro décadas de gobiernos liberales, incluido el de Hipólito Mejia, el país ha sufrido múltiples convulsiones.

La mayoría de los que hoy pregonan sermones moralistas fueron funcionarios o diplomáticos de gobiernos que promovieron miseria en la población.

Esa gente mercadea su amargura empacada en pacas de odio y de manejo pernicioso de la agenda política.
Quienes han incurrido en actos de corrupción, deben ser sometidos a la justicia, a los fines de que el Ministerio Publico pruebe su culpabilidad y los jueces dicten sentencia.

Usar un expediente de corrupción para esculpir una falsa imagen del Presidente tras se calla todo lo relacionado a un pasado diarreico, es una burda manera de defecar en público sus propias miserias políticas.


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A RAJATABLA: Último llamado

Por Orión Mejía.-

Hace tiempo que La Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas rebasó las alambradas del Gobierno y del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) para convertirse en un tema esencial para el afianzamiento de la democracia política y de la gobernabilidad.

El PLD incurriría en un error como del tamaño de una montaña, si mañana mismo no le ofrece al país una solución definitiva al impasse surgido en el traspatio peledeísta en relación con ese proyecto, o así cualquier litoral pretende pescar en aguas turbulentas.

Desde el sur del Río Bravo, la institución partidaria padece un proceso de acelerado declive, que en muchos casos ha sido factor principal de graves crisis política e institucional, como lo que ocurre o ha ocurrido en Venezuela, Nicaragua, Brasil, El Salvador, Argentina, Guatemala, Honduras, Bolivia y México.

Aquí hace falta una Ley que surta el efecto de vacuna curativa o preventiva para subsanar las debilidades institucionales y el creciente descreimiento que afecta los partidos políticos, por lo que el estatuto que se discute en la Cámara de Diputados debe tener un efecto mayor que el de una aspirina.

El liderazgo del PLD ha dado muestra de voluntad política desbrozar el camino hacia un gran acuerdo intrapartidario que permita a la mayoría congresual aprobar un estatuto que garantice democracia y transparencia al interior de las organizaciones partidarias.

El tema de primarias abiertas o cerradas todavía se erige como un gran valladar, que impide que el humo blanco salga por la chimenea del Congreso, pero lo que en verdad se pretende desde otros litorales políticos es evitar que esa ley sirva para fiscalizar finanzas o para limitar excesivos poderes de oligarquías partidarias.

Al PLD ni al Gobierno les conviene que la opinión pública los culpe por un eventual fracaso en aprobar un proyecto que lleva más de una década de deambular por pasillos legislativo, ni mucho menos que los hagan responsables de la aprobación de un mamotreto de ley.

Los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados tienen la obligación de no descansar ni un minuto hasta convencer al liderazgo del PLD de identificar una solución que permita sacar ese proyecto de las alambradas partidarias e llevarlo al seno de la sociedad vestido de lino y de seda.

No resulta ocioso reiterar que mal manejado, el proyecto de Ley de Partidos puede llevarse por delante al PLD y al sistema de partidos, como ha ocurrido en gran parte del continente, donde tradicionales organizaciones partidarias huelen mal o están podridas.

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A rajatabla

Sin argumentos para degradar o descalificar la construcción del Teleférico de Santo Domino, se llega a decir que ha sido como regalar un carro de lujo a una familia pobre, que no tendría capacidad para usarlo, o que ese sistema de transporte ofrece una vista panorámica de la miseria que padecen muchos barrios populares.

Quienes parecen haber descubierto ahora esos escenarios de inequidad son los que objetan que desde Villa Mella, Gualey o la Charles de Gaulle la gente pueda abordar un moderno vagón del Metro o una espléndida cabina del Teleférico, porque lo más lejos que han llegado esos detractores ha sido a Gascue o Ciudad Nueva.

El presidente Danilo Medina ha convocado a ingenieros y promotores inmobiliarios para instarlos a que agilicen la Ciudad Juan Bosch, un moderno asentamiento en el que se erigen 25 mil apartamentos, que será inaugurado en junio. Esperen las críticas sin sentido hacia esa iniciativa.

Dicen que el Gobierno “dilapidó” casi tres mil millones de pesos en el teleférico, para “solo beneficiar” a 300 mil personas residentes en barrios carenciados del Distrito Nacional, Santo Domingo Norte y Santo Domino Este. Eso es como “sica de coli” ante los 240 mil millones de pesos anuales que recibe el sector privado en exoneraciones y exenciones.

Resulta una tontería cercana a la estupidez objetar la construcción de una obra beneficiosa para sectores carenciados bajo el argumento de que no se han levantado otras no menos importantes, lo que se debe pedir es que se ejecuten las que faltan.

¿Cómo dejar de construir un camino vecinal bajo el argumento de que aún no se ha ejecutado un programa de letrinización en las comunidades impactadas por esa obra vial?

Todos los días, incluido el de la fiesta de guardar, se debe reclamar al Gobierno que dote a la población de agua, electricidad, escuelas y otros servicios básicos, pero no se debe objetar que se construyan los proyectos habitacionales como la Nueva Barquita, Ciudad Juan Bosch o la rehabilitación del barrio Domingo Savio.

Esa gente no cesa de criticar la situación del sistema público de salud, sin reconocer que el Gobierno intervino 74 hospitales, de los cuales ya ha habilitado y reequipado cerca 40 y que está por terminar una Ciudad Sanitaria donde operaba el hospital Luis Eduardo Aybar, en el centro de la pobreza capitalina.

El teleférico dignifica la vida de cientos de miles de personas que dispondrán de un moderno sistema de transporte con conexión al Metro de Santo Domingo y a una red alimentadora de autobuses. Es válido reclamar del Gobierno mayor combate contra la pobreza, pero objetar esa obra constituye una expresión de torpeza y estupidez de gente con más amargura que el acíbar.

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A Rajatabla: De vida o muerte

Por Orión Mejia.-

La militancia peledeísta no propugna ni aspira a que el liderazgo del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) resuelva sus diferencias mediante algún tipo de solución filistea o de conveniencia personal o grupal, sino a través de un consenso basado en los principios primigenios de la organización y en el mejor interés de la nación.

Todavía no estoy convencido de que el tema sobre primarias abiertas o cerradas sea un asunto de principio para ser defendido o atacado a riesgo de erosionar la ya endeble estructura unitaria del PLD, afectada también por vicios de indisciplina y grupismo.

Tampoco creo que el epicentro de ese debate se ubica en la defensa o el ataque a la Constitución de la República, aunque si así fuera, el problema se solucionaría con una sentencia del Tribunal Constitucional, lo que obviamente no resolvería el conflicto a lo interno del PLD.

He aquí algunas preguntas que debería responder el liderazgo del partido morado: ¿Las primarias abiertas o cerradas garantizan la unidad del PLD? ¿El Partido respalda al Gobierno? ¿El Gobierno reconoce la autoridad del Partido? ¿Se respeta en el PLD el centralismo democrático?

Me parece un acto de irresponsabilidad del Comité Político dejar a la voluntad de la mayoría congresual peledeísta decidir sobre una Ley de Partidos que incluya o no primarias cerradas o abiertas, porque esa es una decisión política que ese organismo no debió sacarle el cuerpo.

Lo que ha ocurrido es que se ha canibalizado en el Congreso la discusión sobre ese tema y ante la ausencia de coordenadas claras de la dirección del PLD, se abren compuertas para insólitas alianzas entre oposición y legisladores disidentes, por lo que fuerzas políticas externas ya inciden en el conflicto del partido oficial.

Ahora resulta que la posible aprobación del proyecto de Ley de Partidos con primarias abiertas, agravará la crisis del PLD, como también la profundizaría si se incluye primarias cerradas o si zozobra la pieza legislativa, señal de que con esa discusión nada más se pierde.

Llama la atención que esa crónica de una división anunciada se escribe de ambos lados, en el mejor momento de la gestión del gobierno del presidente Danilo Medina, que hasta prueba en contrario, es también del PLD, como lo demuestran Punta Catalina, Río Grande, Ciudad Juan Bosch, ampliación de la Seguridad Social, decenas de hospitales remodelados, 4 % a la educación, etcétera.

La idea de imitar al can que intenta morderse la cola, no sólo es imposible de materializar, sino que agravaría un conflicto interno y acarrearía graves consecuencias a la gobernanza y a la economía de la nación. Halar la cuerda en dirección contraria constituye un grave error político.

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A Rajatabla: Partido de clase media

El Partido de la Liberación Dominicana se engendró en el vientre de la clase media y nació entre Gascue, Ciudad Nueva y la UASD hijo de Juan Bosch, pero apadrinado por un grupo de dirigentes y académicos que desarrollaron vida y familia entre muros coloniales y ciudadela de la Guerra Patria.

La mayoría de los miembros de la Comisión Permanente, el órgano de dirección del PRD, eran profesores universitarios o dirigentes provenientes de familias de clase media, aunque también estaban “viejos robles” de historia antitrujillista, que en términos económicos y sociales pertenecían a sectores oligárquicos.
 El PLD no nació en un pesebre, aunque su creador lo creyó el mesías que liberaría al pueblo dominicano de la explotación del hombre por el hombre y le señalaría, cual Moisés, el camino hacia la Tierra Prometida. Literalmente, puede decirse que ese niño nació en Roma y no en Tierra Santa.

En los primeros años del PLD, su dirección estuvo integrada en su mayoría por dirigentes provenientes de la alta y mediana pequeña burguesía, o lo que en ese entonces podría llamarse clase media.

La mayoría de los comités intermedios estaba compuesto por jóvenes procedentes de las capas pobres y muy pobres de la pequeña burguesía, con alguna representación de la clase obrera, especialmente de la construcción, los puertos, sector azucarero y de sindicatos que operaban en algunas fábricas.

A esa asimetría entre dirigencia alta e intermedia se atribuye el denodado esfuerzo de Bosch por profundizar el programa de formación política e ideológica sustentado en el método de “Unificación de Criterio”, a través del cual los miembros del partido analizaban, discutían y arriban a acuerdos de manera consciente sobre cualquier tema basado en el “Centralismo Democrático”, que garantizaría mutuo respeto entre minoría y mayoría.

Una vez expresé a don Juan mi preocupación porque en mi “organismo”, no había forma de ponernos de acuerdo y las contradicciones eran mayores. Al preguntarme cuál era la composición social de los miembros de ese comité, le respondí que había una profesora de liceo, el dueño de una mediana fábrica de zapatos, un dentista, un dirigente obrero y yo, un estudiante.

Bosch respondió a mi preocupación con una serie de artículos en Vanguardia del Pueblo sobre los “Métodos de Trabajo”, un código de ética, ley y disciplina que debía garantizar la unidad de un partido en el que interactuaba gente de los diferentes niveles de la Pequeña Burguesía.

El PLD fue durante mucho tiempo un partido apegado a los principios enarbolados por Bosch, porque su dirección era mayoritariamente de clase media, es decir de dirigentes con buena formación política, que no tenían problemas mayores con sus estómagos y porque se respetaban los Métodos de Trabajo.

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A Rajatabla: Breve historia de crisis en PLD

Por Orión Mejía.-

La historia de purgas, expulsiones y divisiones en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha sido tan larga e intensa como su propia existencia con la peculiaridad de que la organización ha sobrevivido a todos esos episodios., incluido el crack de 1978.

A poco de nacer el PLD, un miembro del Comité Político fue degradado y otros expulsados por violación a los Métodos de Trabajo, el Disciplinario que todo peledeista debía respetar a pie de letra.

La primera camada de dirigentes expulsados fueron aquellos que se adhirieron a la consigna política del PRD “contra el retroceso político”, que incluía a los doctores Bienvenido Mejía y Mejía, Julio Ibarra Ríos, ambos fallecidos, y creo que también a la doctora Milagros Ortiz Bosch.

Fui yo quien le comunicó a un dirigente ligado a esa corriente, la noticia de que había sido expulsado del partido, encomienda que recibí del propio profesor Juan Bosch, de quien fungía como uno de sus mandaderos.

A Mejía y Mejía, don Juan le comunicó su separación del Partido por vía telefónica, bajo el señalamiento de que el PLD era como una esposa que no aceptaba que su compañero tuviera “queridas”, en alusión a que el jurisconsulto firmó un manifiesto público patrocinado por el PRD.

Me acuerdo también de la salida de los hermanos Fiallo y de otros dirigentes, que podrían definirse como del ala izquierda del Partido y dueños de un depurado planteamiento teórico sobre los temas de moda de “revolución” y “liberación nacional”.

El PLD se fortaleció con el ingreso a su seno de lo mejor de la izquierda, como los hermanos Ducoudray, auténticos patriotas, luchadores anti trujillistas y otros dirigentes del Partido Socialista Popular.

También ingresó gente de gran valía como Miguel Cocco, junto a un grupo de antiguos dirigentes de los Corecato; Max Puig, Nélsida Marmolejos y muchos otros, cuyos nombres no recuerdo.

Hubo un grupo de renunciantes o expulsados, entre los que figuraban Vicente Bengoa, Nélsida, Rafael Espinal, Puig, que significó una sensible baja en la calidad teórica de la dirección política, sobre todo porque las posiciones más conservadoras ganaban espacio en la organización.

El PLD llegó a tener en su seno lo mejor de la dirigencia sindical, de la izquierda, la intelectualidad, de la dirigencia campesina, clase media, pequeña burguesía barrial, razón por quel Bosch decía que la ideología no sería garantía de unidad, sino la disciplina a través de los Métodos de Trabajo.

La gran división del PLD se produjo tras las elecciones de 1978, con la renuncia del secretario general, Antonio -Tonito- Abreu, Franklin Almeyda, Euclides Gutiérrez, Emmanuel Espinal, Félix Alburquerque y decenas de dirigentes.

Estoy entre los que advierten que el PLD en el Gobierno no resistiría una cruenta división que se crea promovida o alentada por su liderazgo mayor.

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A rajatabla: Dominicanos por siempre

Estos son días de orgullo y fervor patriótico, porque hoy se festeja el cumpleaños de Matías Ramón Mella, el martes el 174 aniversario de la separación de Haití y de la fundación de la República, como culminación del Mes de la Patria, que inició el 26 de enero, con la celebración del natalicio de Juan Pablo Duarte, Padre de la Patria.

El presidente Danilo Medina presentará ante la Asamblea Nacional su discurso de rendición de cuentas sobre el desempeño de su Gobierno en 2017, y desde ya afloran las especulaciones sobre el contenido de esa pieza, que sería glosario de logros atribuidos a su gestión, así como anuncios sobre buenas nuevas.

La empresa separatista tuvo su acierto, en la creación de la sociedad La Trinitaria, y en la correcta táctica política y militar de Duarte de respaldar en Haití al movimiento La Reforma, de Charles Herard, que procuraba derrocar la dictadura de Boyer, que llevaba 25 años en el Poder.

Fue Mella quien logró, por encomienda de Duarte, un acuerdo político entre los trinitarios y el movimiento La Reforma, que permitió el derrocamiento de Boyer y viabilizó el proyecto independentista.

Al conmemorarse el 202 aniversario del nacimiento de Mella y el 174 de la Independencia Nacional, es preciso advertir que sobre la patria se ciernen nubarrones que amenazan a su gentilicio, a su territorio y a sus símbolos más acendrados.

Lo primero que debería subrayarse es que 42 años antes del trabucazo de Mella Haití había proclamado su emancipación de los esclavistas franceses y de que esa parte de la isla fue la más próspera posesión europea en América.

Después de 174 años de la fundación del Estado dominicano, Haití se erige como la nación más pobre del continente, con sus instituciones inhábiles, su economía destruida y abandonado por la comunidad internacional.

República Dominicana, en cambio, que en 1961 su Producto Interno Bruto era de menos de tres mil millones de dólares, hoy supera los 75 mil millones, con una economía que genera ingresos por más de 26 mil millones de dólares al año y suple el 85% de los alimentos de origen agropecuario que consume la población.

El territorio dominicano dispone de moderna infraestructura vial, de muchos reservorios de agua, canales de riesgo, servicio eléctrico y su mayor parte arborizada, además de instituciones jurídico políticas sólidas y funcionales.

Para las grandes metrópolis, el camino escogido es el de unificación de la isla por vía de inmigración descontrolada, o compartir miseria, en vez de ayudar a Haití a reencontrar su destino por vía de la asistencia y cooperación internacional.

Lo dominicanos debemos defender los legados de independencia, soberanía, así como la promoción de nuestro idioma, cultura y tradiciones y demás valores.

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A Rajatabla: El otro camino

POR ORIÓN MEJÍA.-

Puede decirse que en el informe anual sobre desempeño de la economía dominicana, el Fondo Monetario Internacional (FMI) se derramó en elogios sobre la consistencia del crecimiento, disminución del desempleo, recuperación de los salarios reales y retorno de la inflación al rango de meta fijado por el Banco Central.

El FMI también prevé que la economía este año crecerá en 5.5%, casi un punto porcentual con respeto a 2017 (4.6%), alentado por un mayor crecimiento del crédito y entorno externo más favorable, pero no todo es color de rosa en ese informe, dado que el Fondo advirtió sobre riesgos que se derivan de precios del petróleo más altos y condiciones financieras mundiales más restrictivas.

El Gobierno no parece animado a aceptar la sugerencia del FMI de una reforma fiscal basada en la ampliación de la base tributaria, que el organismo considera necesaria para afrontar lo que define como debilidades fiscales estructurales.

La misión del Fondo advierte que se requieren mayores esfuerzos para amortiguar los choques del aumento en los precios del crudo y de una mayor carga del servicio de la deuda a causa del incremento de las tasas de interés en los mercados financieros internacionales.

En el litoral oficial se considera que “una reforma fiscal estructural” provocaría fisura en la gobernanza y que no sería fácil obtener un consenso, aunque admite que persisten riesgos sobre el crecimiento y estabilidad de la economía.

El camino escogido por el Gobierno, cuyos resultados el FMI considera insuficientes, ha sido el de mejorar la administración tributaria, mediante el combate frontal contra la evasión y elusión fiscal, lo que permitió que las recaudaciones en 2017 se incrementaran en 52 mil millones de pesos, equivalente a 1,5% del PIB.

El FMI ha advertido que el Gobierno no podría afrontar los efectos del incremento del petróleo, cuyo precio promedio fue calculado en el Presupuesto de este ano en 49.2 dólares y ya supera los US$60, lo que encarece la economía en más de 820 millones de dólares, afecta la balanza de pagos y las trasferencias al sector eléctrico, aunque se incrementarían las recaudaciones por vía del impuesto ad valoren a los carburantes.

Por la vía de mejorar la administración tributaria y aduanera, en lo que va de año el Gobierno ha superado la meta de recaudación en tres mil millones de pesos, al obtener ingresos por 83 mil millones, cuyo grueso ha sido alcanzado a través de ofensivas contra la evasión y la elusión fiscal.

Por todo expuesto, parece que, al menos por ahora el Gobierno no acogerá el consejo del FMI de una reforma fiscal para afrontar los choques del aumento de petróleo, aumento del servicio de la deuda y restricciones internacionales al crédito, porque por el camino de la eficiencia tributaria le ha ido muy bien.

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